El opuesto portugués es un jugador top internacional que llega para reforzar el ataque ‘ahorrador’.
El Unicaja Costa de Almería eleva aún más el nivel de la Superliga española
Su historia es la de quien ha nacido para algo, pero tarda en darse cuenta de que es así. En el caso de Marco Evan Baptista Ferreira, ‘Marco Ferreira’, el voleibol debe estar muy agradecido a su grupo de amigos y a Luis Pinto: “Formé parte de todos los equipos de las diferentes modalidades de la escuela y fuera de ella, excepto en vóley, porque no me gustaba”. En 2003, cuando “tenía casi 17 años”, estas personas cumplieron su ‘misión’: “En ese momento, mis amigos más cercanos comenzaron a formar parte del equipo de voleibol federado, y ellos, con la ayuda del profesor Pinto, me convencieron para formar parte del grupo”. Todo ello ocurrió en Seia, una pequeña ciudad del centro de Portugal.
Allí lo de ‘Estrella’ no se debe solo a que está en las estribaciones de la sierra del mismo nombre, la más occidental del Sistema Central, sino a que es cuna de un deportista total de calado internacional, aunque eso es algo que sigue sin reconocer tras 20 años en este deporte y 18 temporadas al más alto nivel: “No tengo ninguna presión en ese sentido, ya que no me considero y ni siquiera me identifico con una estrella”. Lo tiene claro y eso ha marcado su trayectoria: “Creo en el trabajo y la dedicación, y la única presión que puedo sentir es la presión de ser mejor cada día que pasa, en lo que sea”. De hecho, da vuelta a la tortilla: “Eso creo que es una buena y sana presión”. Humildad… partiendo el balón.
Y sí, nacido el 4 de octubre de 1987, reconoce que empezó a jugar “tarde” al voleibol, o no. Más bien fue justo a tiempo y es cuestión de ritmos: “Todo pasó muy rápido, y en tan solo pocos meses ya formaba parte de la selección nacional cadete; en unos dos años, a los 19, me hice profesional en el deporte más bonito del mundo”. Su lanzadera fue un ‘aliado’ de Unicaja Costa de Almería, el SL Benfica, donde fichó en la temporada 2004/05 para iniciar un trayecto que lo ha llevado por 14 clubes, incluido el ahorrador, y 8 países, incluido por fin y ahora España. Referente de la selección lusa absoluta, se trata de una incorporación de las de más alto nivel a lo largo de la historia del club blanquiverde.
Todo pasó muy rápido y en tan solo pocos meses ya formaba parte de la selección nacional cadete; en unos dos años, a los 19, me hice profesional en el deporte más bonito del mundo".
Apenas a tenido dudas en tomar la decisión de elegir a Unicaja Costa de Almería porque, “sinceramente, quería seguir jugando en Europa y el contacto fue muy fácil y directo, algo que me agradó y que me hizo tener una buena impresión y sensación acerca de explotar esta oportunidad, así que lo acepté con mucha facilidad”, asegura de modo textual. Seia está próxima a la frontera política entre ambos países, la que la naturaleza rompe a través del Sistema Central como macizo montañoso compartido. Lo hispano más próximo a sus raíces geográficamente hablando es la provincia de Salamanca, pero si tomásemos como referencia el voleibol es Almería: “He oído hablar de la ciudad desde que empecé a jugar”.
Marco Ferreira llega a la orilla almeriense del Mediterráneo como valedor de una realidad incuestionable, y es la promoción que el voleibol le ha dado en todo el mundo: “Sé dónde está y conozco Almería prácticamente desde el comienzo de mi carrera gracias a nuestro club, pero nunca tuve la oportunidad de visitarla”. Sobre los colores que va a defender a partir de septiembre, “conozco perfectamente la historia del club, sus logros y sus títulos”, dice de modo literal, y a partir de ahí se fija el punto de mira: “Espero poder aportar de la mejor manera posible y ayudar al equipo, al grupo y al club a conseguir sus objetivos”. A la afición, “seremos muy felices esta temporada, con muchos momentos hermosos”.
Eso será a través de “ofrecer buen voleibol”, está convencido de ello y lanza por primera vez el “¡vamos, verdes!” apoyado en la confianza el equipo que se está formando: “Por la información que tengo, me parece competitivo, competente y capaz de conseguir cosas muy bonitas”. Respecto a si mismo, y a modo de su presentación, “las características por las que más destaco son las físicas y por la determinación”, sostiene para abundar sobre cómo quiere que funcione todo: “Me gusta sentir que estamos todos juntos y listos para luchar hasta el último punto, bien o mal”. Habla la experiencia, esa que pone a disposición de Unicaja Costa de Almería como un valor de gran relevancia para la temporada.
De hecho, Ferreira llega preparado para poner en pie el Moisés Ruiz: “Me encuentro en un momento donde tengo las mismas ganas de trabajar y ganar, la misma determinación y la misma pasión que siempre, pero todo esto con más experiencia de vida y carrera”. A la frase le cabe la lectura de que se trata de una versión mejorada de si mismo, opuesto letal en ataque, con un saque temible y muy fuerte en bloqueo, que remata a una altura de vértigo gracias a sus dos metros y tres centímetros y su imponente salto, potencia en estado puro, acompasada de depurada técnica individual: “Me quedo con todo lo vivido porque tanto lo bueno como lo malo son importantes en mi desarrollo y evolución”.
Echando la vista atrás, sus primeros pasos tuvieron continuidad en Portugal, en donde a los tres años de debutar en Benfica pasó a formar parte de Marítimo y de Bastardo, una campaña en cada uno, y de Machico, dos años, antes de salir de su país. Primer destino fuera, Francia (Orange Nassau), seguido de Italia (BCC-NEP Castellana Grotte), Marco volvió a la liga portuguesa a través del club al que más veces a regresado, con un total de cuatro etapas, el Sporting Clube de Espinho. De hecho, jugó en Toulouse en el primer paréntesis, en Siena y Corea en el segundo paréntesis, y en Qatar (Al-Rayyan) y Emiratos Árabes (Al Jazira) en el tercero. Su carrera se completa en Polonia, de donde procede. Siete títulos de clubes y dos de selecciones, es una pieza perfecta para el puzzle verde.
